Localizada en el extremo este del Archipiélago de los Canarreos está Cayo Largo del Sur, pequeño islote que pertenece geográficamente al municipio especial de Isla de la Juventud, cuya ciudad cabecera dista a 135 kilómetros (km) del destino turístico. Con una superficie total de 37,5 km cuadrados y casi 25 km de longitud de playa, el sitio figura entre los puntos del planeta cuyas playas con excelentes dunas sirven a las tortugas marinas, que habitan las cálidas aguas del Caribe, para nidificar cada año de mayo a septiembre. Hasta la estación de rescate de la tortuga marina llega la ACN para dialogar con el biólogo Gonzalo Nodarse Andreu, especialista con vasta experiencia en el monitoreo , protección y conservación de esos reptiles carismáticos en peligro de extinción a escala planetaria. Es aquí donde más anidan las tortugas verde (Chelonia mydas) y la caguama (Caretta caretta) desde las 10 de la noche hasta las seis de la mañana y en aras de preservar este escenario de nidificación es que se realizan hace más de 20 años actividades de educación ambiental con los vacacionistas, comenta. En esta estación, incluida en el itinerario de las opciones extrahoteleras de Cayo Largo, se les sugiere a los visitantes no desandar en las noches por la duna porque pueden ser percibidos por los réptiles como un peligro potencial y se perdería la posibilidad de ayudar a preservar la población de esos ejemplares en Mar Caribe, dice. A veces la falta de información incide en que se las personas caminen o coloquen tumbonas encima de los nidos y en consecuencia se compacte la arena y dificulte el nacimiento; además por la alta densidad de nidos se han encontrado algunos muy cerca del mar, con riesgo de ser arrastrados por las olas, refiere. Las tortugas lora, tinglado, golfina, aplanada, carey, camagua y verde aparecen en el libro rojo de la Unión para la Conservación de la Naturaleza y en el apéndice uno de la Convención Internacional para el Comercio de especies amenazadas de la Flora y la Fauna Silvestres. Por eso, hace más de dos décadas existen personas sensibilizadas con esta actividad, refiere. Con la participación de los vacacionistas, los huevos se trasladan para el área de incubación, donde se mantienen hasta que eclosionan, a los 50 días los neonatos se colocan en estanques y antes de los siete días, desde el mismo lugar donde realizamos la extracción de los huevos los liberamos, apunta.